¿Cómo reacciona el organismo ante los refrescos ‘light’?

¿Cómo reacciona el organismo ante los refrescos ‘light’?
Si nos sentamos en la terraza de cualquier bar rápidamente empezaremos a escuchar a diferentes personas pidiendo refrescos “light” o “zero”. Probablemente, muchos de ellos piensen que están bebiendo un producto más saludable y, cuando lo prueben, que el sabor es muy similar: “Siempre pido Coca Cola Zero porque sabe igual y en teoría es más sana”, explica Laia en una céntrica cafetería de Girona.

¿Pero cómo se consigue que un refresco «zero» mantenga ese sabor tan característico y dulce de la bebida tradicional? Pues la respuesta está en los edulcorantes. Concretamente, en el caso de la Coca Cola Zero, el aspartamo y el acesulfamo potásico. Esos productos con nombres impronunciables son los responsables de mantener el dulzor.

Los edulcorantes logran que las bebidas sin azúcar continúen siendo dulces

¿Cómo reacciona el organismo ante los refrescos 'light'?Cuando bebemos algo dulce, ya sea por sus azúcares o por sus edulcorantes, segregamos insulina. Tal y como explican desde el Diabetes Teaching Center de la Universidad de California, en San Francisco, los niveles altos de insulina impulsan al azúcar fuera de la corriente sanguínea, hacia el músculo, grasa y células del hígado, donde se almacena para uso futuro. Por ello, si tomamos mucho azúcar de golpe segregaremos mucha insulina, impulsada por ese azúcar.

Cuando esa bebida dulce no lleva azúcar, sino edulcorantes, segregamos insulina igualmente, y de alguna manera, engañamos al cuerpo. Esa insulina se llevará el poco azúcar que tengamos en la sangre, y dará lugar a una bajada de glucosa.

Como consecuencia, aumenta el hambre, porque no nos sentiremos saciados a causa de la bajada de glucosa. Y se estresará el páncreas, provocando afectaciones metabólicas que se pueden traducir en una ganancia de peso, según un estudio publicado en la revista Nature, liderado por investigadores del Instituto Weizmann de Israel.

Este trabajo apunta a la relación de los edulcorantes artificiales con posibles efectos adversos como la intolerancia a la glucosa y el síndrome metabólico. Como principal conclusión afirma que los edulcorantes artificiales provocan cambios en la composición y función del microbiota intestinal, es decir, la población de bacterias que hay en el intestino de cada uno. Eso hace que aumente la probabilidad de desarrollar alteraciones metabólicas.

Un estudio de la revista ‘Nature’ apunta que la ingesta de edulcorantes provoca cambios en la microbiota intestinal 

De hecho, según apunta el departamento de endocrinología del Hospital Universitario Dexeus de Barcelona, la gran contribución a erradicar la problemática de la pandemia de obesidad y sobrepeso que parecía aportar estos edulcorantes artificiales ha dado un giro y parece hacer un efecto totalmente nocivo.

La clave, como casi siempre en estos casos, está en el consumo moderado: “El hecho de tomar algo sin azúcar, light o cero, interfiere nuestra percepción en la elección de la opción saludable y hace que se tome más cantidad de estos productos edulcorados, y la creencia de poder tomar más cantidad de algún otro producto más calórico en compensación”, aseguran desde Dexeus. Y añaden que el uso moderado de la cantidad de edulcorantes artificiales será clave en la prevención de los riesgos asociados a estas sustancias.

Otro de los problemas que preocupa a las organizaciones de consumidores es que se asocie el “zero” a algo saludable, a algo que podemos beber sin preocuparnos por ninguna consecuencia negativa. Y que este término haga creer erróneamente a los usuarios que el producto no lleva nada de azúcar.

Una bebida ‘zero’ puede presentar azúcar 

Esta asociación de “zero” a sin azúcar puede ser peligrosa, según la OCU, porque no siempre es así. Desde el lanzamiento de la Coca Cola Zero en el año 2006, la mayoría de los usuarios entiende y utiliza la palabra “zero” para referirse a la ausencia de azúcar en cualquier tipo de alimentos y bebidas, asegura la agencia de protección al consumidor. Sin embargo, actualmente no existe ninguna normativa que obligue a los fabricantes a vincular esta palabra con un valor concreto de azúcar.

En definitiva, que “zero” no siempre significa literalmente sin azúcar, porque puede que lo presente en pequeñas cantidades. Así que antes de comprar, mejor leer los ingredientes.

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FUENTE: LA VANGUARDIA
 

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