Hay días en los que el sofá te susurra cosas bonitas, diciéndote que te lo mereces, que hoy no hace falta entrenar, que mañana será mejor… y tú, como si fuera tu pareja tóxica, le crees. Pero entrenar sin ganas es un arte, y como todo arte, se aprende.
No siempre tendrás ganas. Pero eso no significa que no puedas entrenar.
- La motivación no siempre llega antes del entrenamiento. A veces llega después. ¿Has notado que muchas veces te sientes mejor justo después de entrenar? Pues eso mismo!!
- El sofá es cómodo, pero no te transforma. Puedes pasar horas ahí, pero tu cuerpo seguirá igual… o incluso peor.
- Entrenar sin ganas te entrena la disciplina. Y la disciplina es lo que te lleva a ver resultados.
- No necesitas hacer una sesión maratoniana, tan solo moverte. 30 minutos bien hechos valen más que 2 horas de excusas.
- Hazlo por ti, no por Instagram, porque nadie necesita ver tu sudor. Pero tu cuerpo sí necesita sentirlo.
Entrenar sin ganas es como ducharse con agua fría: cuesta al principio, pero te activa. Y cada vez que lo haces, te haces más fuerte. No solo físicamente, sino mentalmente.
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Y si quieres aprender a entrenar incluso cuando no tienes ganas, aquí estoy yo: entrenador personal y coach en nutrición. Te ayudaré a crear rutinas que se adapten a tu energía, a tu tiempo y a tu realidad. Porque no se trata de ser perfecto, sino de ser constante. Y eso empieza por vencer al sofá.
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