Para abordar la relación entre musculación y desalineaciones de la columna es preciso describir cual es la disposición correcta de la columna, qué y cuáles son las deformidades raquídeas, qué diferencias genéricas existen entre ellas y cuales son las actitudes terapéuticas más usuales; de modo que al final pueda establecerse cuando la practica de la musculación podrá ser beneficiosa o perjudicial sobre la columna vertebral y desalineada.
La columna vertebral es el eje del tronco y presenta tres funciones principales; soporte del peso, movilidad, y protección de la médula espinal. Su disposición correcta y equilibrada es precisa para desempeñar estas funciones sin que se produzcan problemas para el individuo, tanto a corto como a largo plazo. Fisiológicamente el raquis se dispone sin curvaturas en el plano frontal, pero en el plano sagital existen tres curvas móviles opuestas entre sí (dos con cavidad posterior –lordosis cervical y lumbar- y una con convexidad posterior –cifosis dorsal-).
Cuando existe una incorrecta disposición mantenida de la columna estamos ante una deformidad raquídea o desalineación. Pueden presentarse en cualquiera de los dos planos del espació (frontal y sagital) o en ambos a la vez. La presencia de una curvatura en el plano frontal se considera anormal cuando sobrepasa los 10º y se denomina escoliosis (Scoliosis Research Society). Por el contrario, en el plano sagital se considera patología a: incremento de una o varias de sus curvas (lo más frecuente); disminución e incluso desaparición; y a la inversión.
Desalineaciones y musculación
Existe una creencia bastante generalizada que las personas portadoras de desalineaciones del raquis no pueden realizar ejercicios físicos intensos, ni practicar actividades deportivas ni, menos aún, ejecutar ejercicios de musculación.
Como norma general un individuo portador de una desalineación no le está contraindicado de forma absoluta la practica del deporte ni de la educación física aunque previamente a su ejecución regular, toda deformidad deba ser estudiada individualmente. Respecto a los efectos que la musculación pueda ocasionar sobre las desalineaciones existirán ejercicios potencialmente lesivos que será muy recomendable no realizarlos; otros cuya ejecución será indiferente para la columna; y habrá un tercer grupo de ejercicios que permitirán desarrollar aquellos grupos musculares que son beneficiosos para una determinada deformidad, por lo que podrán servir de complemento para el tratamiento.
No es ético que los médicos prohíban la práctica de una actividad deportiva a un individuo portador de una desalineación, si se desconoce con cierta profundidad esa desalineación (anatomía patológica, historia natural), así como en fundamento de la actividad deportiva practicada (gestos técnicos, carga de entrenamiento…). Igualmente, el técnico de musculación no deberá recomendar una tabla de ejercicios para una determinada desalineación si no tiene el visto bueno del facultativo.
La realización indiscriminada de musculación puede agravar las desalinización raquídeas. Así, las escoliosis se perjudicaran con los ejercicios
en bipedestación y sedentación cuando se trabaje con elevadas cargas de peso (por ejemplo en el trabajo de flexores del brazo o del hombro). O las espondilolitesis se perjudicarán del trabajo de hiperextensiones del tronco y con las flexiones de este con peso muerto.
Como en toda actividad deportiva debe iniciarse la sesión de musculación con un apropiado y dirigido calentamiento que debe incluir u elegido número de ejercicios de estiramiento de aquellos grupos musculares que vallan a trabajarse. Estos estiramientos se realizarán teniendo presente sus clásicos principios generales sin ocasionar sufrimiento a la columna vertebral. La técnica es de gran importancia en musculación si se quiere conseguir un adecuado desarrollo muscular y minimizar la posibilidad lesiva. Existen diferentes tratados en los que se insiste sobre este aspecto.