Para muchos, por fin ha llegado el momento que esperábamos desde hace tantas semanas. El desconfinamiento da sus primeros pasos y podemos empezar a dar algún que otro paseo, salir a correr, y salir con los pekes de la casa. Desde mi punto de vista y opinión, no tengo claro que sea algo acertado, aunque por otro lado debemos tener en cuenta que la economía ha de empezar a moverse o esto será un caos total.
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Aun así, muchas personas están preocupadas ante las perspectivas que plantean los próximos meses: distanciamiento social, aforos reducidos, vitrinas protectoras en los establecimientos públicos, el uso constante de mascarillas y guantes…
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Por este último punto, es normal cierta preocupación: las idas y venidas de las autoridades sanitarias acerca de las mascarillas han sido constantes y encima, a la luz de las últimas recomendaciones, en muchos lugares resulta del todo imposible encontrarlas a la venta.
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En algunos ayuntamientos pequeños y con poca incidencia de la Covid-19 se han repartido protecciones de este tipo entre los vecinos. Sin embargo, por lo general conseguirlas levanta más de un dolor de cabeza, con infinitas listas de espera en las farmacias.
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Asimismo, si trata de comprarlas por internet, puede encontrarse con unos precios por las nubes y un tiempo de entrega de varias semanas.
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Y lo que es peor: no dejan de ser protecciones, en la mayoría de los casos, con una vida útil muy limitada (por lo general, independientemente de su capacidad de filtración, son efectivas durante un máximo de 8 horas, y superar ese límite podría implicar un riesgo mayor incluso que no llevar nada). Es decir, que son difíciles de conseguir, caras y apenas reutilizables.
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¿Cuál es la alternativa, entonces?
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Está claro: que usted mismo se fabrique sus propias mascarillas en casa.
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Buenas razones para hacerse una mascarilla doméstica
Es posible que a estas alturas ya haya leído mil y una razones de por qué debe o no debe confeccionarse usted mismo una mascarilla en casa.
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Se lo diré claramente: una mascarilla casera, incluso hecha con la mejor tela y siguiendo las mejores recomendaciones, no protege igual que una mascarilla profesional de alta filtración. Ahora bien, siempre será mejor que ir sin nada, completamente desprotegido frente al virus, tal y como reconocen diversas autoridades sanitarias, entre ellas la American Lung Association (la Asociación Americana del Pulmón).
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Y es que desde luego pueden ayudar a bloquear las partículas más grandes de saliva que todos expulsamos al hablar, al toser y al estornudar.
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Además, hay muchas formas de hacerlas seguras (más adelante le diré cómo), algunas de ellas avaladas incluso por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades del Gobierno de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés).
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Pero es que hay otra razón de peso: muchos expertos recomiendan usar mascarillas en cada una de las salidas a la calle, especialmente al supermercado o a la farmacia (donde es más difícil mantener la distancia de seguridad en todo momento).
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Piense en la cantidad de mascarillas que necesitarían usted y su familia al cabo de un mes. Y ahora en la cantidad que necesitarían ustedes, sus amigos y vecinos y todas sus familias juntas.
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Si no hay suficientes para todo el mundo, lo más sensato sería reservarlas para quienes más las necesitan: los profesionales sanitarios, esos a los que miles de personas salen a aplaudir cada tarde a las 8 y cuya exposición al virus nada tiene que ver con la de una persona que va a la tienda una o dos veces a la semana y mantiene las distancias y medidas de seguridad básicas. (1)
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Es por eso por lo que cada vez más expertos, incluidas autoridades sanitarias de renombre como las dos ya citadas, animan a la población a utilizar sus propias mascarillas domésticas como una alternativa para evitar la propagación de la enfermedad y protegerse al mismo tiempo.
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Es decir, que ahora mismo confeccionar y usar nuestra propia mascarilla es además una medida de responsabilidad social.
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No debes confiarte
Ahora bien, aunque pueda ayudar a frenar la puerta de entrada a las partículas más grandes del virus hacia las mucosas por las que este entra en el organismo (lo hace principalmente por la boca y la nariz), lo que en realidad evita la mascarilla es que una persona infectada pueda contagiar a otras.
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Es decir, que por mucha mascarilla que utilice, ya sea doméstica o industrial, no debe abandonar el resto de medidas de prevención: el propio confinamiento (es decir, salir de casa solo lo indispensable), guardar las distancias de seguridad (nunca menos de 2 metros), no tocarse la cara (boca, nariz, ojos…) y mantener una estricta higiene al llegar a casa (lavarse las manos a conciencia, descalzarse y retirar el calzado, desinfectar todo lo que haya podido contaminarse…).
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Esas medidas son las que de verdad van a protegerle, más que cualquier mascarilla (sea del tipo que sea).
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De hecho, no debe bajar la guardia cuando la lleve, ya que esta puede producir una falsa sensación de seguridad.
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Así, personas que no guardan las distancias de seguridad por el hecho de llevar la boca tapada, que se tocan la mascarilla sin cesar… pueden acabar contagiadas por culpa, paradójicamente, de este elemento de protección. Y es que esta puede convertirse en un terrible foco de contagio si no se utiliza y se desinfecta correctamente.
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Así que ya sabe: tome buena nota de lo que va a ver a continuación para poder elaborar y usar su mascarilla casera con todas las garantías de seguridad.
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Principios básicos de una buena mascarilla doméstica
Las mejores mascarillas industriales (las que más filtran) son las que aseguran un mejor sellado entre la máscara y la cara.
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Por eso es importante que la que usted haga en casa se ajuste cómoda pero firmemente a la cara y que cubra toda su nariz y su boca (debe fijarse por debajo de la barbilla). Además, debe estar asegurada con lazos o gomas tensas que colocará en la parte posterior de la cabeza o tras las orejas, así como incluir varias capas de tela y poder lavarse a elevada temperatura y secarse sin sufrir daños.
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Y, por supuesto, debe permitirle respirar con fluidez. El objetivo es que no le moleste y no tenga que tocarla para ajustarla en ningún momento. De hecho, este es el motivo por el que no se aconseja su uso en niños pequeños.
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A diferencia de otras mascarillas profesionales, como ha visto, son reutilizables todas las veces que la tela y las gomas lo permitan. Antes de volver a usarla, eso sí, deberá lavarla a máquina a unos 60 ºC de temperatura. Y, ya que hay que lavarla después de cada uso, es aconsejable tener más de una.
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Los mejores materiales
El material con el que confeccione su mascarilla determinará su capacidad de filtrado y, por tanto, la protección que ofrece.
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Un estudio elaborado en 2013 acerca de los materiales usados en la elaboración de mascarillas caseras determinó el siguiente ranking en filtración de la Bacillus atrophaeus, una bacteria con una capacidad de transmisión similar al SARS-CoV-2. (2)
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El material que más protege sería el trapo de cocina (en dos capas), con casi la misma protección que ofrece una mascarilla quirúrgica. Ahora bien, plantea un problema nada desdeñable, y es que no permite respirar con fluidez ni siquiera con una única capa (y ya ha visto que la mascarilla que usted haga debe tener varias).
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Después irían, de mayor a menor protección, los tejidos con mezcla de algodón (por ejemplo, una camiseta), el 100% algodón, las fundas antimicrobianas (como la de una almohada) y el lino. En último lugar se sitúa la seda, la que menos protegería (en cualquier caso, rondaría una filtración del 60%).
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Ahora bien, otra reciente investigación ha apuntado a que una tela de algodón con seda natural o gasa podría filtrar, con un buen ajuste, incluso las partículas denominadas “aerosoles”. Estas son las más finas, que pueden colarse fácilmente entre las fibras de muchos tejidos. (3)
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De acuerdo con esta investigación una capa de sábana de algodón bien tejida y sumada a otras dos de gasa de poliéster-spandex (una tela añadida a muchos vestidos de noche) filtra la mayoría de aerosoles (entre el 80 y el 99%, dependiendo del tamaño de la partícula). Es decir, que posee un rendimiento cercano al del material de mascarilla N95 (también conocido como “respirador N95”, con una capacidad de filtrado de hasta el 95%). Por su parte, la franela arrojaría resultados similares.
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Otros expertos aconsejan optar por materiales impermeables, por lo que sugieren añadir a la mascarilla apósitos (deben tener entre 50 y 60 g/m2, un espesor de entre 0,3 y 0,5 mm y que sean mitad poliéster, mitad celulosa, con una mayor capacidad aislante e impermeable), así como toallitas de bebé secas o gamuzas de limpiar gafas, por ejemplo.
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Así puede hacer su mascarilla doméstica
Hay múltiples ideas. En algunas necesitará coser (idealmente a máquina) y en otras no.
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Una de las opciones que incluyen la costura parte de recortar al menos dos rectángulos de tela (yo le recomiendo un mínimo de 3) de, por ejemplo, 25 x 15 cm, que coserá juntos para dejar una única pieza.
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A continuación en cada lateral haga un pequeño dobladillo, que coserá dejando un hueco por el que después colará las gomas (valen unas cintas del pelo), antes de atarlas con un nudo.
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Un consejo extra es que se pruebe la mascarilla en el momento y, una vez la tenga ajustada, dé una puntada a la goma para evitar que se desplace.
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Otra opción simple y en la que no es necesario coser sería la siguiente:
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Ahora bien, en este caso yo le aconsejaría hacer un par de capas y superponerlas bien fijas para mejorar la protección.
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Y si solo dispone de un pañuelo de tela, sepa que en una emergencia también podrá utilizarlo, sin tener que cortar nada. Siga las siguientes instrucciones:
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Estas son tres sencillas ideas que facilitan los CDC de Estados Unidos, pero hay muchas otras muy útiles que están recomendando expertos sanitarios estos días. (4)
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Hay quien aconseja reforzar la mascarilla en su parte interna con papel de cocina u otros elementos, quien elabora pantallas individuales pegando una gran lámina de plástico a la parte superior de las gafas… ¡Hay ideas de lo más ingeniosas que se adaptan a todas las necesidades y materiales disponibles!
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Por mi parte, le dejo algunos enlaces en las fuentes de este texto, para que pueda consultar algunas ideas directamente. (5) (6) (7)
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Y permítame insistir una vez más en algo importante: las mascarillas domésticas no protegen lo mismo que las profesionales de máxima protección, pero bien hechas pueden resultar una alternativa útil.
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Cómo usar su mascarilla casera
Ojo: no solo importan el material y el cómo esté hecha la mascarilla, sino también cómo se coloca y se retira al utilizarla. Siga estas 4 pautas:
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- Lávese bien las manos antes de colocarse la mascarilla.
. - Asegúrese de ponérsela en la posición correcta, evitando que haya huecos entre la mascarilla y la cara.
. - Mientras la lleve puesta no debe tocar la tela que actuará como aislante, ya que corre el riesgo de contaminarla. De ahí la importancia de ajustarla bien antes de salir de casa o del automóvil, nunca al aire libre.
. - Para quitársela, hágalo desde atrás, retirando las tiras o gomas y teniendo cuidado de no tocar la parte delantera, potencialmente contaminada. Póngala a lavar cuanto antes (a 60 ºC, como ha visto) y lávese las manos a conciencia inmediatamente.
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De momento, es hora de disfrutar de los primeros paseos por el vecindario.
Os deseamos de todo corazón que los disfrutéis. Eso sí: ¡no olvidéis vuestra mascarilla!
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FUENTE: Luis Miguel Oliveiras