Las lesiones que afectan al tejido músculo-esquelético se clasifican, según su forma de presentación, en agudas y crónicas. Las lesiones crónicas aparecen, como consecuencia de procesos de hipersolicitación o sobreuso y cuando estos procesos crónicos se relacionan con una inadecuada técnica o práctica deportiva, hablamos entonces de atlopatías o tecnopatías.
La correcta atención y tratamiento de las lesiones del tejido músculo-esquelético que afectan al deportista implica un diagnóstico exacto y preciso de la lesión. Por ello, se realizará una completa anamnesis y exploración física. En la historia clínica, se deberá preguntar, acerca de la queja principal o motivo de la consulta, de las circunstancias que rodearon la aparición del dolor, el mecanismo o gesto deportivo que produjo la lesión, la evolución del problema, la respuesta al tratamiento y finalmente la descripción de aquellos factores, que agravan o mejoran el dolor. La decisión de realizar una u otra técnica exploratoria se adoptará en base a los datos obtenidos, en la historia clínica y en la exploración.
Sin embargo, para prevenir las lesiones que afectan al ciclista es preciso, además, llevar a cabo un estudio conjunto del corredor sobre la bicicleta que permita evaluar la posición y la correcta adaptación del hombre a la máquina. En la mayoría de las ocasiones, el mecanismo de la lesión se relaciona con un fallo en ese proceso de adaptación. Por ello, al margen del método clínico habitual de estudio de todas las lesiones en el deporte, se considera imprescindible desarrollar el estudio del ciclista sobre la bicicleta a fin de valorar la posición, la adaptación y los movimientos de pedaleo del corredor.
Por todo ello, la prevención de lesiones en el ciclista se diferencia de la prevención de otras lesiones deportivas en que, en este deporte, es necesario un conocimiento exhaustivo de los desajustes mecánicos que las provocan, por lo que precisan de una valoración biomecánica del corredor sobre la bicicleta para buscar y corregir aquel defecto técnico que pueda estar implicado en la producción de la lesión.
PREVENCIÓN DE LESIONES DEL PERINÉ
En el ciclista esta zona está en contacto permanente con el sillín de la bicicleta y por tanto sometida a rozamiento, compresión y traumatismos de repetición como consecuencia de la irregularidad del pavimento. Se incluye como patología más frecuente de esta región las induraciones del periné, la furunculosis y la compresión del nervio pudendo.
Induraciones del periné y furunculosis
Este tipo de lesiones se caracteriza por la presencia de quistes sebáceos o sudorales producidos por la obstrucción del canal secretor de alguna de estas glándulas que origina la retención de secreción y la formación de un quiste. En otros casos se forman abscesos cutáneos por la infección de un folículo piloso (figura 1).
La posición o el tipo de sillín puede influir en la aparición de forúnculos en la zona del periné o del escroto.
Aparece con más frecuencia en aquellos corredores que presentan el acortamiento de una extremidad causando mayor presión de una zona del periné contra el asiento. En otras ocasiones el sillín es demasiado estrecho, flexible o duro. Finalmente, la posición excesivamente elevada del sillín también favorece la aparición de estas lesiones cutáneas.
La prevención se realiza ajustando la bicicleta de acuerdo a la pierna más larga, suplementando el defecto de la extremidad corta con una plantilla o con una cuña entre la cala y la zapatilla´, y en otros casos el corredor debe modificar el sillín por uno más ancho o con superficie de gel. La presencia de quistes sebáceos o sudorales obliga en muchos casos a una actuación quirúrgica.
Compresión del nervio pudendo
Cuando el corredor utiliza un sillín muy elevado o muy bajo produce el desplazamiento posterior del periné y en consecuencia una compresión del nervio pudendo entre el sillín y la cara interna del isquion. Esta compresión provoca una insensibilidad y anestesia transitoria que afecta al escroto y al pene. En casos más avanzados puede aparecer una incontinencia de orina.
Para realizar la prevención se debe revisar la posición del sillín colocándolo en una posición horizontal y utilizar un culote más acolchado. Es necesario considerar la posibilidad de modificar el sillín por otro más ancho o más acolchado.
Para elegir el asiento más adecuado hay que tener en cuenta que en el sillín con agujero la presión corporal se desplaza a los bordes del orificio provocando más dolor. Por ello es conveniente elegir un sillín ancho y sin agujero que proporcione un mejor suministro de oxígeno al área genital que uno estrecho, ya que la presión queda repartida sobre el área más grande del sillín.
PREVENCIÓN DE LESIONES DE RODILLA
En el corredor las lesiones están producidas por un mecanismo de sobreutilización generalmente asociadas a un problema de desajuste mecánico. Dentro de las más frecuentes se incluyen las lesiones del aparato extensor, las lesiones del compartimento interno, las lesiones del compartimento externo y finalmente las lesiones del compartimento posterior.
Lesiones del aparato extensor de la rodilla
Tendinopatía del tendón del cuádriceps:
Esta lesión aparece cuando el corredor utiliza una bicicleta con un sillín demasiado bajo y adelantado (figura 2) obligándole a pedalear en una posición de hiperflexión forzada. Además, esta lesión puede ir asociada a la presencia de un valgo o varo exagerado de las extremidades inferiores. La clínica se manifiesta por la aparición de dolor intenso localizado sobre la zona de inserción del tendón cuadricipital.
La prevención de esta lesión precisa del ajuste de la bicicleta corrigiendo la posición del sillín para situarlo en una posición más elevada y más retrasada. En aquellos casos de varo o valgo excesivo será necesario aumentar o reducir respectivamente la distancia entre la zapatilla y la biela.
Tendinosis rotuliana:
Esta lesión aparece asociada a un desajuste del sillín que se sitúa en una posición demasiado baja y adelantada (figura 2). Sin embargo muchas lesiones del tendón rotuliano se asocian a problemas de mala alineación, como la presencia de un valgo excesivo, la torsión tibial interna, la hiperpronación y la mala alineación patelofemoral. El dolor se localiza con más frecuencia en el polo inferior de la rótula, en el cuerpo tendinoso o bien sobre la inserción tibial. El dolor tiene un inicio progresivo, siendo habitual su presencia al finalizar la actividad deportiva.
La prevención de esta lesión implica la corrección de la posición del sillín situándolo en una posición más elevada y más retrasada. Además, es necesario evitar durante varias semanas la utilización de grandes desarrollos y acortar la longitud de las bielas.
Figura 2. La posición en rotación externa del antepié facilita la lesión de la pata de ganso.
Lesiones del compartimento interno: Bursitis de la pata de ganso
Los tendones de la pata de ganso actúan flexionando la rodilla y provocando una rotación interna de la pierna. Esta lesión se produce como consecuencia de una tracción exagerada de los músculos rotadores internos al impulsar el pedal hacia arriba (cuando el sillín se sitúa demasiado alto) o bien cuando el ciclista presenta su antepié en rotación externa (figura 3).
Clínicamente cursa con dolor en el compartimento medial de la rodilla, que se acentúa con la palpación en la zona de inserción. La rotación externa pasiva y la rotación interna resistida durante la flexo-extensión de la rodilla también producen dolor.
Para llevar a cabo una adecuada prevención es necesario reducir la altura del sillín y adecuar la posición del tobillo y del antepié.
Lesiones del compartimento externo
Tendosinovitis de inserción del poplíteo
La patología del tendón poplíteo en el ciclista se relaciona con la posición inadecuada de la cala de la zapatilla, cuando se ejerce un pedaleo en posición de hiperpronación, que produce una rotación interna de la tibia y una mayor tracción sobre el tendón poplíteo(7,10). Cursa con dolor que se acentúa al colocar al paciente sentado, apoyando la cara externa del tobillo de la pierna afectada sobre la rodilla contralateral.
Para realizar una adecuada prevención es necesario efectuar la corrección de la hiperpronación utilizando plantillas rígidas en la zapatilla o cuñas mediales entre la zapatilla y la cala.
Figura 3. La prevención de la lesión de la cintilla iliotibial en el corredor obliga a reducir la altura del sillín.
Síndrome de la cintilla iliotibial
En el ciclismo esta lesión aparece cuando el corredor sitúa su sillín en una posición retrasada y elevada o cuando existe un desajuste de las calas porque se sitúan en una posición anómala de rotación interna. Se caracteriza por la presencia de dolor progresivo durante el pedaleo, que alivia con el reposo, de forma que al reiniciar los entrenamientos se reanuda el dolor.
Para la prevención de esta lesión es necesario el ajuste de la bicicleta, que consistirá en situar el sillín en una posición más adelantada y más baja, y en otros casos, en rotar las calas hacia el exterior.
Lesiones del compartimento posterior:
Tendinopatía de los isquiotibiales
La presencia de esta lesión en el ciclista va asociada a la posición excesivamente elevada y retrasada del sillín, lo que provoca una hiperextensión durante el pedaleo que origina procesos de sobrecarga en este grupo muscular. Estos procesos se manifiestan con dolor sordo en la zona de la lesión tendinosa que se acentúa con el pedaleo, especialmente cuando se lleva a cabo con grandes desarrollos.
Para prevenir esta lesión se necesita una colocación correcta de la posición del sillín, que deberá estar más adelantado y más bajo, evitando de esta forma la hiperextensión de este grupo muscular.